Nadie estará a salvo del coronavirus hasta que todos estén a salvo. Ningún país tiene acceso a la investigación y el desarrollo, la fabricación y toda la cadena de suministro de los medicamentos y materiales esenciales para hacer llegar vacunas y tratamientos a los más vulnerables. Se necesita una alianza mundial para evitar que, como al comienzo a la pandemia, los países sufran por no poder adquirir insumos básicos de salud.
El director de la Organización Mundial de la Salud advirtió este martes que la crisis enfrentada al comienzo de la pandemia para obtener equipos de protección personal como mascarillas y ventiladores puede volver a suceder con la producción de vacunas y tratamientos si no se toman medidas en conjunto.
“Si bien existe un deseo entre los líderes de proteger primero a su propia gente, la respuesta a esta pandemia debe ser colectiva. Esto no es caridad, hemos aprendido por las malas que la forma más rápida de poner fin a esta pandemia y reabrir las economías es comenzar por proteger a las poblaciones de mayor riesgo en todas partes, en lugar de a la población entera de solo algunos países”, recalcó Tedros Adhanom Gebreyesus.
Tedros advirtió una vez más contra el “nacionalismo de las vacunas” y afirmó que compartir suministros finitos de manera estratégica y global beneficiaría el interés nacional de cada país.
“Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo. Ningún país tiene acceso a la investigación y el desarrollo, la fabricación y toda la cadena de suministro de todos los medicamentos y materiales esenciales”, dijo.
Tedros añadió que, por ejemplo, aunque un país logre una vacuna, necesitará distribuirla en viales de vidrio de alta calidad que se producen en otro, por lo que ahora mismo se necesita una planificación “al más alto nivel para vacunar y tratar al mundo”.
“Necesitaremos fabricar rápidamente miles de millones de dosis para llegar a todos aquellos que necesiten la vacuna, lo que significa cientos de millones de viales de vidrio y formas de transportarlos de manera eficaz”, expresó.
Un error para no repetir
Tedros agregó que cada nuevo brote de enfermedad presenta nuevos desafíos, pero que, desde una perspectiva logística, el COVID-19 ha sido uno de los desafíos más difíciles a los que se han enfrentado.
En febrero, cuando los brotes de coronavirus comenzaron a extenderse a otros países fuera de China, hubo un gran aumento en la demanda de equipos de protección personal, como mascarillas médicas, batas, guantes y protección facial.
Los fabricantes de varios países clave estaban bajo bloqueo y hubo un colapso en el transporte aéreo, que es imperativo para enviar suministros a todo el mundo. Algunos países establecieron restricciones a la exportación y hubo varios casos de requisición de suministros médicos clave para uso nacional.
“El nacionalismo relacionado con el suministro exacerbó la pandemia y contribuyó al fracaso total de la cadena global. Durante un período, algunos países se quedaron sin pertrechos clave, como los que precisaban los trabajadores de la salud que estaban lidiando con casos cada vez más numerosos de COVID-19, y muchos países todavía no tienen suficiente”, enfatizó.
Tedros aseguró que, si se trabaja de manera conjunta, se puede garantizar que todos los trabajadores esenciales estén protegidos y que los tratamientos probados como la dexametasona estén disponibles para quienes los necesiten.
La colaboración entre el sector público y el privado ha permitido incrementar la oferta para apoyar el uso justo y equitativo de productos escasos.
“A medida que surgen nuevos diagnósticos, medicamentos y vacunas, es fundamental que los países no repitan los mismos errores. Necesitamos prevenir el ‘nacionalismo de las vacunas’.”
Las plataformas de alianza
El director invitó una vez más a todos los países a sumarse a las alianzas e iniciativas mundiales de la Organización para que las vacunas y tratamientos lleguen a quienes más lo necesiten.
La OMS está trabajando con los gobiernos y el sector privado para acelerar la ciencia, a través de su plataforma ACT-Accelerator, y garantizar que las innovaciones estén disponibles para todos, en todas partes, comenzando por los que corran mayor riesgo.
Desde mayo, la Organización lleva a cabo amplias consultas para desarrollar un nuevo marco que oriente el acceso justo y equitativo a los diagnósticos, terapias y vacunas para COVID-19 en todos los países.
“Estos principios transversales son clave para la promoción del acceso equitativo y la asignación justa de estos productos de salud esenciales para lograr el mayor impacto a nivel mundial. Por ejemplo, una vez que se haya identificado una vacuna exitosa, el grupo asesor estratégico de la OMS proporcionará recomendaciones para su uso apropiado y justo”, explicó.
COVAX Global Vaccines Facility es el mecanismo fundamental para la adquisición conjunta y la asunción común de riesgos en varias vacunas.
“Hoy envié una carta a todos los Estados miembros alentándolos a unirse. Como una orquesta, necesitamos que todos los instrumentos se toquen en armonía para crear música que todos disfruten. Uno o dos instrumentos que tocan solos no bastarán cuando el mundo esté esperando y escuchando con atención. Trabajaremos para unir a la banda, para promover la ciencia, las soluciones y la solidaridad porque creemos profundamente que lo hacemos mejor cuando lo hacemos juntos”, concluyó Tedros.
No hay evidencia de cambios en el coronavirus debido a una mutación
La OMS también aseveró durante su conferencia de prensa habitual que aún no hay evidencia de que la mutación del coronavirus recientemente identificada en algunos países de Asia por científicos de Corea del Sur cause una enfermedad más leve o sea menos mortal.
La epidemióloga líder de la OMS, María Van Kerkhove, aseveró que en este momento la Organización se encuentra trabajando con un grupo de especialistas para entender los cambios que puedan ocurrir en la secuencia genética del virus.
“Si aparece un artículo anunciando que hay una nueva mutación, esto puede asustar, pero estos cambios en los virus ocurren todo el tiempo. Hemos visto cambios en esta mutación del virus llamada D614G, que es algo que ha circulado desde febrero, y es la cepa que predomina en Europa y América del Norte, y ahora ha regresado a Asia”, explicó la experta.
Van Kerkhove destacó que lo imperativo es seguir monitoreando el virus para entender sus cambios y determinar cuáles mutaciones son importantes o lo hacen comportarse de manera diferente.
En cuanto a la diferencia en los índices de mortalidad entre países, la experta señaló que hay muchas razones por las que las fatalidades varían, en Corea del Sur, por ejemplo, los primeros infectados fueron personas jóvenes, con menos males subyacentes previos.
“Hasta el momento, más de 75.000 secuencias genéticas del coronavirus de países de todo el mundo están disponibles al público, algo que debe continuar”, expresó.