La pandemia de COVID-19 ha tenido un efecto desproporcionado en la salud, los derechos y el bienestar de las personas de edad de todo el mundo, advierte el líder de la ONU exhortando a darles prioridad en los esfuerzos por superar la emergencia. La experta en los derechos humanos de ese grupo poblacional destaca el aumento a las violaciones de esas garantías.
En el Día Internacional de las Personas de Edad, el Secretario General de las Naciones Unidas alertó del impacto desproporcionado de la pandemia del coronavirus en las personas de edad de todos los rincones del mundo no en su salud, “sino también a sus derechos y su bienestar”.
António Guterres dijo en su mensaje para la efeméride que ese colectivo de ser una prioridad en las estrategias de recuperación de la crisis actual.
Agregó que este año la jornada tendría que dedicarse a examinar los cambios que la pandemia podría propiciar en la forma en que abordamos la edad y el envejecimiento en nuestras sociedades.
“Será fundamental ampliar las oportunidades para las personas de edad e incrementar su acceso a la salud, las pensiones y la protección social”, enfatizó Guterres.
El líder de la ONU afirmó que las personas de edad constituyen una base sólida para el desarrollo sostenible de las sociedades.
“Ahora más que nunca, debemos escuchar sus voces, sugerencias e ideas para construir sociedades más inclusivas”, recalcó, llamando a tomar en cuenta sus necesidades.
Exacerbación de las desigualdades
La experta de la ONU en los derechos humanos de las personas mayores también se manifestó en cuanto al efecto devastador de la pandemia en ese grupo de población diciendo que “ha aumentado las violaciones ya existentes” en sus garantías fundamentales.
“Se han exacerbado las desigualdades que sufren las personas de edad en cuanto al acceso a los servicios de salud, el empleo y los medios de subsistencia”, apuntó Claudia Mahler.
Advirtió que si bien la emergencia sanitaria ha llamado la atención sobre ellas, estas personas son por lo general invisibles puesto que en la mayoría de los países no hay información sobre sus condiciones de vida o bien los datos están fragmentados.
Mahler, indicó además, que muchas naciones carecen de una legislación nacional que proteja los derechos de las personas mayores y prevenga la discriminación por edad, la exclusión, la marginación, la violencia y el abuso contra ellas.
“Es imperativo arrojar luz sobre las formas estructurales y sistemáticas en las que se deja atrás a las personas mayores. Los datos son un requisito previo para la formulación de políticas públicas informadas y exitosas, así como para la acción normativa para cerrar las brechas existentes”, acotó.
La experta llamó a tener en mente la diversidad de las personas mayores y a evitar que el envejecimiento sea más que una etapa inevitable de déficit y declive.
“Las personas mayores desempeñan funciones múltiples en la sociedad, son cuidadores, voluntarios y líderes comunitarios. Su contribución de las personas a la respuesta a la crisis, incluso como trabajadores sanitarios y cuidadores, debe reconocerse; sin embargo, a menudo se pasa por alto”, recalcó Mahler.
Los Relatores Especiales forman parte de lo que se conoce como los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Los Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes del sistema de derechos humanos de la ONU, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y supervisión del Consejo que se ocupan de situaciones de países específicos o de cuestiones temáticas en todas las partes del mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y prestan servicios a título individual.