Edificación saludable, nueva tendencia para cuidar el medio ambiente y las personas

11 de septiembre de 2018. Fuente: www.compromisoempresarial.com

Las personas, cada vez más, se preocupan por su bienestar y salud a través de la mejora en los hábitos alimenticios, los productos de consumo que utilizan, el cuidado del entorno en el que viven o la calidad del aire que respiran. Y ahora también lo hacen a través de la construcción de sus hogares, o de las oficinas en las que trabajan. Y es que, hay muchos aspectos que influyen en la calidad de vida ligados a la salud del planeta y que pueden genera patologías y dolencias concretas. Ha llegado el momento de apostar por edificios sanos para quienes los ocupan y a la vez respetuosos con el planeta.

Hace algunas décadas, las casas se construían manteniendo un fuerte vínculo con la naturaleza, cuando gran parte de la población vivía en las zonas rurales y antes de que se produjera el éxodo masivo a las ciudades. Allí, la construcción era ecológica, simplemente porque solo se utilizaban materiales naturales y locales, como la piedra, la madera, la cal, la lana, el barro o la paja, entre otros. En esas zonas se edificaba con lo que se tenía más cerca, creando así una arquitectura adaptada al medio, autosuficiente y limpia.

Actualmente, y aunque las casas deban ser, en teoría, fuente de salud, existen multitud de factores que hacen esto imposible, porque no es fácil encontrar determinados materiales o estos son más costosos, y sobre todo, porque los profesionales con capacidad para aplicar estos conceptos no son muy numerosos.

La primera pauta a tener en cuenta, si se quiere apostar por la bioconstrucción, es la elección del lugar para edificar, teniendo en cuenta, no solo la orientación o las alteraciones geológicas del terreno (como las radiaciones artificiales procedentes de tendidos de alta tensión o antenas de telefonía móvil), sino otros factores como el ruido, la contaminación del aire, del agua o del suelo. Los expertos del sector apuestan por realizar, para asegurarse de que no existen este tipo de riesgos, un estudio geobiológico previo.

La construcción bioclimática deberá incorporar además eficiencia y ahorro y materiales alternativos frente al uso de aislamientos procedentes de derivados del petróleo, tóxicos o que no dejan que la vivienda traspire: corcho, celulosa, morteros de cal en lugar de cemento, pinturas ecológicas minerales, cáñamo o fibras vegetales, son buenos ejemplos.

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