Sevilla, 21 de febrero de 2023. Fuente: www.revistaeconomia.com
Por Alex Cabrera, CEO de Prevsis
Según la OIT, más de 300 millones de personas en el mundo tienen accidentes laborales cada año. De ellas, 2,34 millones con resultado fatal por accidentes en el trabajo o enfermedades profesionales. En América, en tanto, se registran 11,1 accidentes mortales por cada 100 mil trabajadores en la industria; 10,7 en la agricultura; y 6,9 en el sector de los servicios. Y aunque en algunos países como Chile, la tendencia es a la baja, de acuerdo a datos de la ACHS, en 2021 la tasa de accidentabilidad laboral, por cada 100 trabajadores, fue de 4,13%, cifra aún inferior a la de prepandemia que era superior a 5%.
Ciertamente, se ha avanzado mucho en estrategias de prevención, concientización y normativas. No obstante, con todo el esfuerzo realizado las empresas siguen teniendo accidentes y eventos con pérdidas. Cabe preguntarse, entonces, qué es lo que está fallando.
Para responder esa inquietud es indispensable conocer, por ejemplo, cuál es el efecto real de las actividades preventivas sobre la tasa de accidentabilidad. Y es ahí donde las tecnologías emergentes, como la Inteligencia Artificial, IA, tienen un rol fundamental para avanzar en esa materia.
En efecto, la IA puede ayudar a correlacionar las actividades con los eventos que se producen, sirviendo de apoyo y análisis para la toma de decisiones; por otra parte, a futuro las organizaciones tendrán sus fuentes de datos consolidadas en “lagunas de datos” o Data Lake en inglés, reuniendo la información desde sistemas de registro y notificación de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales o pautas de medición y validación, equipos, maquinarias y procesos; para luego, organizarla en un repositorio único y filtrarla para saber qué funciona y qué no; y de esa forma hacer un mejor análisis de la seguridad y salud de las personas. Una información adecuada es fundamental para determinar prioridades y mejorar el diseño de las estrategias de prevención.
No obstante, además de la aplicación de nuevas tecnologías para optimizar la prevención, es esencial trabajar en la promoción de un cambio cultural en las empresas, ya sean mandantes, contratistas u otras, para internalizar las estrategias y conseguir mejorar la salud y seguridad en los ambientes laborales.
Imaginemos un mundo en donde se hace realidad el cuidado automatizado de las personas, advirtiendo lo que va a suceder, prediciendo y teniendo en cuenta lo que sucedió, de tal manera que no ocurra nuevamente. Internet y la inteligencia artificial se potenciarán en un espiral de conocimiento y aprendizaje para ayudar a mejorar todo lo que hacemos. El futuro no está tan lejos.