Sevilla 24 de marzo de 2023. Fuente: prevencionar.com
El ser humano es comunicativo y social por naturaleza, de allí que todo acto humano comunica algo y se despliega un abanico de opciones y recursos que utilizan las personas para comunicar lo que quieren, sienten y piensan; esto habla del lenguaje oral y el lenguaje corporal, y mucho se ha dicho sobre la importancia de que ambos lenguajes expresen lo mismo para dar credibilidad a lo que se dice en un determinado momento. En el contexto de las organizaciones, la seguridad y salud en el trabajo es un elemento clave para que el clima laboral y la motivación de los trabajadores alcancen sus mayores expresiones, es decir, si los colaboradores se sienten seguros, perciben que la empresa ha tenido la voluntad de minimizar los riesgos en el entorno de trabajo para su seguridad, los índices de desempeño se elevan con un impacto positivo para la rentabilidad de la organización.
La prevención de riesgos laborales no solo tiene que ver con los elementos propios de la seguridad y salud en el trabajo, también tiene que ver con las estrategias adecuadas que permitan alcanzar tal fin, fomentando una cultura de autocuidado y corresponsabilidad que vaya más allá de seguir normas como autómatas, sino que se comprenda el valor de atender a las indicaciones establecidas y proyectar ello en un comportamiento consciente y responsables de manera individual y colectiva, pues ello permitirá que este tipo de comportamientos traspasen las fronteras de la empresa y se puedan implementar tanto en la comunidad como dentro del núcleo familiar.
Fomentar esta cultura requiere estrategias que motiven y puedan quedar grabadas en la mente del trabajador, de esta manera su comportamiento podrá reflejar una verdadera toma de conciencia; así, debe dársele cabida a espacios de socialización atractivos, innovadores y divertidos, que superen a los talleres y charlas a los que se acostumbra en el ámbito de la seguridad y salud laboral. La expresión oral y escrita es un vehículo efectivo no solo para transmitir información, sino para recibir el feedback de esta, logrando una interacción bidireccional que unifique criterios, se convierta en una escucha activa y una verdadera comunicación efectiva, además de promover intercambios sanos, agradables y ricos en cuanto a experiencias y conocimientos.
La expresión escrita como herramienta para fortalecer la prevención de riesgos laborales permite una indiscutible mejora en cuanto a léxico, caligrafía y ortografía, que pudiesen verse como elementos a subestimar en muchos empleados por el cargo que ostentan, sin embargo, cuando se piensa en que en la actualidad las organizaciones deben ver a sus colaboradores como un activo más de la empresa, estos elementos resultan importantes para demostrar que los trabajadores son más que un número en la nómina, y que la organización vela por el bienestar y la superación personal de sus empleados. En ese sentido, la expresión escrita puede emplearse para transmitir información, conocer lo que piensan los empleados sobre los temas de seguridad y salud laboral, medir capacidades y habilidades de oratoria en los colaboradores, el liderazgo que puedan mostrar algunos trabajadores y la capacidad reflexiva, analítica y de propuesta que puedan tener frente al tema de riesgos laborales.
Un ejercicio interesante es que, luego de una breve charla sobre el tópico de salud laboral y riesgos laborales, se les pida a los trabajadores que se tomen unos 20/30 minutos para escribir una historia breve que tenga que ver con ese tema, sin normas de ningún tipo, para calibrar la creatividad de cada uno y pedirles una actividad diferente , que sirve como pausa activa en el trabajo y que aunque los saque de su zona de confort, seguramente descubrirá en ellos potenciales envejecidos o prisioneros de la rutina. Debe aclarárseles que no existe ningún tipo de evaluación sobre dicha narración, es simplemente un ejercicio que les permite volcar su imaginación e incentivar su expresión; por ello, no hay normas, quien desee escribir toda una cuartilla lo puede hacer, quien desee hacerlo en dos también está bien, y quien quiera escribir solo tres renglones también es válido.
Finalizado el ejercicio, cada trabajador puede regresar a sus actividades; los encargados de la actividad revisan y analizan el producto de la misma, y en un posterior encuentro, devuelven los escritos con una nota sobre el contenido. Esta nota debe ser alentadora indistintamente de lo bueno o malo que sea el relato, debe recordarse que se trata de hacer hablar a los trabajadores de una manera distinta a la que utilizan siempre; en ese segundo encuentro, se les debe pedir que den su apreciación sobre el ejercicio realizado, y se estimula a que participen en algo más formal, y en este punto, ya no serían todos los empleados sino aquellos que se han sentido identificados con la expresión escrita.
El siguiente paso es diseñar un concurso de expresión escrita, teniendo como tema los riesgos laborales, en el cual se fijen algunas normas: seudónimo, mínimo dos cuartillas, letra arial 12, en fin, todas aquellas normas que la empresa considere; para ello, se dará un tiempo prudencial para el registro de los participantes y para la recepción de los escritos. Superados estos lapsos, se fijara un dia para mencionar el ganador o ganadores, lo cual debe hacerse en público, dentro de la empresa y en un acto sencillo pero significativo; el ganador o ganadora recibirá un galardón bien sea en dinero u otro estimulo que la empresa considere conveniente.
Lo anterior puede permitir también, reforzar vínculos entre la organización y sus pares, es decir, con otras organizaciones, pues puede promover la idea de un concurso de historias sobre seguridad y salud laboral y/o riesgos laborales entre varias empresas, generando un compromiso humano como parte de la responsabilidad social empresarial, pues a este tema se le pueden sumar temas de carácter ecológico. En ese orden de ideas, la expresión escrita se configura como un aporte a la gestión del talento humano y la prevención de riesgos, permitiendo que este tema sea manejado por todos de una manera más cercana, logrando así una mayor corresponsabilidad en el seguimiento de las instrucciones y la prevención de accidentes e incidentes laborales.
Por su parte, la expresión oral, también puede enriquecer el ambiente laboral y la búsqueda del autocuidado y la prevención de riesgos laborales. Para ello, es importante que las actividades estén encaminadas a que los colaboradores puedan expresarse, sin miedo a ser juzgados ni a ningún tipo de represalias; para ello se establecen momentos de encuentro donde se hable de la prevención de riesgos por las personas con conocimiento del tema, pero también, que puedan dejar aberturas en su discurso para que participen los empleados que deseen hacerlo, bien sea con críticas constructivas a las normativas o estrategias actuales, o como propuestas que mejoren tales estrategias.
Esas actividades pueden ir acompañadas por la entrega de historias que tengan que ver con el tema en cuestión y que los trabajadores deberán desarrollar en grupos; por supuesto, los resultados serán representaciones quizás algo atropelladas porque no a todos les llamara la atención este tipo de actividades, pero de allí saldrá un grupo que si se identificara con la puesta en escena y que la empresa deberá pulir en expresión corporal y algunas técnicas teatrales, de manera que eso sea el principio de un grupo de teatro corporativo. Este grupo puede visitar escuelas, universidades y otras empresas, para representar obras sencillas sobre seguridad y salud laboral, además de cualquier otro tema que implique un aporte a la comunidad organizacional y al entorno social donde se encuentra inserta la empresa.
La expresión oral no solo permite drenar el estrés, sino que incrementa el pensamiento crítico y la autoconfianza, por lo que se puede brindar a los colaboradores la oportunidad de mejorar en lo personal, lo que redunda en el bienestar colectivo de la organización. La expresión oral puede realizarse también a través de charlas de superación personal, motivación y liderazgo que lleven a cabo los mismos empleados, además de que se pueden realizar sesiones de risoterapia, o encuentros con un psicólogo laboral que permitan ver el autocuidado y la prevención de riesgos como algo que les compete a todos, y no solo como un plan más creado por la empresa.
De nada sirven las normas sino existe una verdadera conciencia de los empleados para conocerlas y acatarlas; debe recordarse que la prevención es tarea de todos.