Sevilla, 12 de marzo de 2019. Fuente: www.finanzas.com
Mejorar el confort de las personas e, incluso, agilizar el desarrollo de las tareas incrementando la productividad; prevenir la aparición de lesiones músculoesqueléticas y sus consecuencias económicas y para la salud; ofrecer criterios y referencias claras y prácticas para el diseño y la adecuación de puestos de trabajo desde un punto de vista de la ergonomía; y puesta al día en cuanto a nuevas tecnologías en ergonomía aplicables al sector hortofrutícola. Estos han sido los objetivos principales de la jornada ‘Ergonomía en el sector hortofrutícola’, organizada por el Centro de Prevención de Riesgos Laborales de la Delegación Territorial de Empleo de la Junta de Andalucía en Almería, en colaboración con Mutua Universal, Coexphal, Color Salud Prevención de Riesgos Laborales, Primaflor y Peregrín, que tuvo lugar el pasado 26 de febrero.
Una de las ponencias ‘estrella’ ha sido la que ofreció Ana Elvira Planas Lara, coordinadora del Laboratorio de Ergonomía – Dirección Técnica I+D de Mutua Universal, que habló sobre ‘Técnicas instrumentales y exoesqueletos’. Planas Lara recuerda que un exoesqueleto es un dispositivo de asistencia que se coloca sobre la persona, y que le ayuda a realizar una determinada tarea, reduciendo el esfuerzo que necesita. En la horticultura almeriense tienen numerosas aplicaciones: “Hay dispositivos que protegen la zona lumbar y ayudan en el levantamiento de cargas que pueden darse en almacenes. También se utilizan para ayudar a mantener posturas estáticas durante periodos prolongados, en trabajos en los que, por ejemplo, se mantiene la espalda flexionada durante mucho tiempo y que no se pueden hacer de otra manera, como al plantar lechugas o en la recolección de determinados productos”, explica.
Entre las ventajas de su aplicación a este sector, destaca que disminuyen la fatiga, alivian la tensión muscular en las zonas corporales a las que asiste y minimizan lesiones musculoesqueléticas, lo que se traduciría en una disminución de las bajas laborales y por tanto del coste personal, social y económico que suponen. “Como posibles inconvenientes, que para utilizarlo adecuadamente es necesario un proceso de familiarización, es como llevar zapatos nuevos, tardas unos días en acostumbrarte. Para que sea efectivo tiene que utilizarse en actividades similares para las que ha sido diseñado y, además, debe quedar perfectamente ajustado al cuerpo de la persona, si no puede provocar rozaduras o inducir gestos lesivos. Tampoco debemos olvidar que introducir un exoesqueleto supone llevar un peso extra que puede rondar los 3 kilos de peso y que puede dar calor”, señala.
Ana Elvira Planas también abordó en su charla el uso de la electromiografía de superficie, “una técnica que registra la actividad de los músculos, su nivel de esfuerzo, en valores objetivos y tangibles”, indica. A su juicio, resulta muy útil, para comparar procesos, herramientas y determinar cuál es la mejor manera de realizar una operación. “Ayuda en la búsqueda de oportunidades de mejora para disminuir la carga física, evitar gestos que provoquen sobreesfuerzos. Se puede aplicar a cualquier tarea que requiera un esfuerzo muscular por lo que es aplicable prácticamente a todas las actividades del sector”, concreta.
En Almería hay más de 20.000 manipuladoras que echan un gran número de horas junto a una cinta confeccionando producto. A ellas les recomienda ajustar la altura de la cinta y las distancias a las que se alcanzan los distintos productos para que queden dentro de una zona de alcance cómodo del trabajador, para facilitar que adopte una postura erguida de la espalda, con los brazos cerca del cuerpo y las manos alineadas con los antebrazos. Esto minimizará problemas en espalda, hombros, codos y muñecas.
“En aquellos puestos en los que se permanezca de pie durante periodos prolongados, como por ejemplo los de inspección y selección de productos, proporcionar un taburete o apoyanalgas para que los trabajadores puedan alternar su postura, y así aliviar la fatiga en las piernas y favorecer la circulación. Esto evitará problemas en espalda y extremidades inferiores. En aquellos lugares en los que no sea posible colocar un taburete, podría utilizarse una barra de apoyo para los pies para colocar los pies alternativamente sobre ella y permitir el cambio de postura, y utilizar alfombrillas antifatiga. En tercer lugar, hacer una distribución equilibrada de los tiempos de trabajo y descanso, permitiendo la recuperación muscular, especialmente en puestos con tareas repetitivas de las extremidades superiores. Planificar rotaciones entre tareas que requieran el uso de zonas corporales diferentes es muy efectivo para evitar sobrecargas. Y, por último, realizar ejercicios de calentamiento antes de iniciar el trabajo y de estiramiento al finalizar, como hacen los deportistas, para evitar sobreesfuerzos y aliviar la tensión muscular”, puntualiza.
Acerca de las posibles reticencias del agro almeriense, señala que hay industrias como la automoción que ha evolucionado más rápidamente debido a que han evidenciado que la implantación de medidas ergonómicas repercuten de manera directa en un aumento de la productividad. “Hay un estudio realizado por la asociación Puget Sound en Estados Unidos, que tras un seguimiento durante cuatro años a 250 empresas que implantaron medidas ergonómicas, comprobaron que la mayoría de las mejoras ergonómicas tienen un periodo de amortización de menos de un año. El estudio comprobó cómo además se redujeron los costes derivados de las bajas laborales y se incrementó la productividad. No olvidemos que algunas medidas ergonómicas muy efectivas, como cambiar de sitio una caja o modificar la altura de un soporte, son gratis”, expone.
Y apunta que, incluso, con pequeñas modificaciones, se pueden conseguir grandes beneficios, en lo que a reducción de número de lesiones musculoesqueléticas se refiere. “La falta de ergonomía está relacionada con las lesiones musculoesqueléticas, y éstas constituyen más de la mitad de los accidentes en el sector hortofrutícola”, concluye.